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COCINA PARA MEMBRILLOS         Cocina para membrillos

                Por Alfonso Arizcun

jueves, 26 de noviembre de 2009

Patatas fritas con besamel y tomate



Esta es una receta sencillísima para quien posee unos mínimos rudimentos de cocina, y bien fácil de aprender para cualquier membrillo con un poco de interés. Además, a pesar de la sencillez, se trata de un plato realmente sabroso y sobre el que -sorprendentemente para mi- he constatado con frecuencia su desconocimiento.

El primer paso consiste en cortar unas patatas en panadera. El proceso de corte y fritura lo puedes encontrar explicado en la entrada anterior. Tan sólo debo hacer una matización: las patatas deberán estar un poco más fritas de lo que ahí explicaba; sólo un poco más. O sea, un poco más fritas que si fuesen para tortilla. Pero no te pases, no me vayas a chamuscar las patatas. Si esto ocurriese, puedes aprovechar para retomar las relaciones públicas. Pídele a tu camarero preferido un bocadillo reparador.

Mientras se fríen las patatas, vamos a preparar la besamel. En una sartén, derrite un poco de mantequilla. No te creas, por mucho que le des vueltas, aunque seas un superdotado del "manubrio" y te parezca increíble, sólo con el calor de fricción no lograrás derretirla, así es que lo mejor es que enciendas el fuego. Dependerá de la cantidad, pero por las imágenes que te enseño ya te podrás hacer una idea de las proporciones de cada ingrediente que deberás utilizar. Y si no, practica un poco y quizá a la segunda o la tercera logres cogerle el punto. Añade también un poco de aceite. Con la mantequilla derretida, incorpora de una vez toda la harina. No te pases tampoco aquí; fíjate en la cantidad que ves en las imágenes. Pero es muy importante que la eches toda de una vez para que no se formen grumos. Revuelve hasta que deshagas todos los grumos que te hayan podido quedar. El fuego debe estar suave. Cuando lo tengas bien homogéneo, incorporas leche. Aquí quiero hacer un inciso. Normalmente de dice, se lee y se comenta que se debe echar la leche templada para que no se formen grumos al incorporarla. Pues bien, yo te aseguro que si la echar fría o del tiempo, evitarás mucho mejor la formación de esos grumos. Eso sí, debes ir revolviendo bien mientras la echas. No te pases tampoco con la leche. Tú tranquilo. Ve controlando el espesor. Cuando la leche comienza a hervir (fuego suave, no lo olvides), y mientras sigues removiendo, esa mezcla tiende a espesarse poco a poco, así es que no te precipites. Tranquilamente vas añadiendo más leche hasta alcanzar el grado de espesor que deseas. En este caso, la besamel debe estar trabada, pero tampoco demasiado espesa, pues luego, como explicaré, irá al horno con las patatas y allí tiende a espesarse un poco más. No vayas a hacer una torta de turrón de Jijona, que no se trata de eso. Por supuesto, deberás echar un poco de sal mientras confeccionas la besamel y un poquito de nuez moscada, sólo un poquito pues es una especia que da mucho sabor. Algo que te aconsejo es que en vez de sal eches un poco de esas pastillas de caldo concentradas, pues saldrá más sabrosa (no la eches "en bloque" sino deshecha. Y, por supuesto, no se te ocurra echarla toda sino una parte). Pero, en todo caso, la puedes hacer de las dos formas. Eso sí, ten en cuenta que esas pastillas salan más que la sal común, así es que deberás echar menos cantidad. Prueba la besamel antes de terminarla y rectifica de sal si fuese necesario.

También necesitarás tomate frito. Si es casero muchísimo mejor. Otro día te explicaré cómo hacerlo en casa. Te aseguro que compensa. También es muy fácil y es de las cosas en las que realmente se aprecia una gran diferencia frente al comprado.
Se puede hacer una vez cada mucho tiempo y conservarlo embotado o congelado. Ya te lo explicaré.

Si no tienes tomate casero también lo puedes comprar. En esto también hay muchas calidades. Hay tomate hecho al estilo casero, que nunca es lo mismo que el casero de verdad pero aceptable. Si no consigues tampoco éste... pues hazlo con el que tengas. Qué le vamos a hacer.

¡Ojo! No te me despistes con la besamel y quemes las patatas, pues aunque tu camarero preferido siempre esté ahí para escuchar tus penas lo mejor en este caso sería que te siguiese esperando un poco más. No le vayas a malacostumbrar.

Extiende las patatas fritas en una fuente que puedas meter después en el horno, pon el tomate por encima y echa la besamel hasta que apenas las cubra. Finalmente, echa un poco de queso rallado por encima. En este caso, y a falta de queso rallado, he utilizado queso en lonchas. El resultado gastronómico es el mismo, pero con el rallado conseguirás una presencia mucho más atractiva, pues la capa superior se dorará.

Lo metes al horno previamente calentado a temperatura media y lo tienes allí como una media hora o 20 minutos, hasta que veas que la parte superior se dora.

Entonces, ya lo puedes sacar, servir y engullir.

Como no eres superman o superwoman, es conveniente que sepas que la besamel y las patatas conservan mucho el calor, así es que ten cuidado con el primer bocado.

Espero que te guste. Si te animas... ya nos contarás.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Esas patatas que has descrito con tanta parsimonia y detalle están bueníiiisimas, pero no está bien revelar los secretos de las recetas familiares a diestro y siniestro.

romano dijo...

Todo lo bueno está bien revelarlo; ya sean recetas, técnicas de bolsa, cuentos, estudios u opiniones. Lo contrario sólo es ensimismamiento, vanidad y cortedad de miras. Lo bueno hay que enseñarlo y es necedad guardárselo para no se sabe qué.
Que para lo malo ya hay muchos otros.

Dani dijo...

Este mediodía he cocinado este plato que no conocía y me parecido muy bueno.

Gracias Romano .....conforme vayas actualizando iremos probando que yo soy un "membrillo"....solo hace unos meses que cocino.